El Tratado

Andrés Villa
Escritor

Me echaron la culpa de fraguar el asesinato de Líder. Fue una infamia, nunca pensamos que estuviéramos rodeados de traidores. Todo comenzó cuando a Líder se le ocurrió plantearles a los poderosos gatos un tratado.


Nunca comprendió que los principales ratones de la ciudad no estaban preparados para gozar de un tratado. Varias de nuestras generaciones habían sufrido la opresión de los gatos que no dejaron que nuestra sociedad se desarrollara. Hasta que apareció Líder.

-Segundo, tenemos que hacer algo. Vamos a presentarle un convenio nuevo y mejor del que firmaron nuestros abuelos. ¿Qué te parece?

-¿Que qué me parece, crees tú que es tiempo para ello?

Líder no me hizo caso y comenzó a agregarle esto y lo otro al tratado. Además le agregó “aquello”. Eso sí que fue el colmo, pedir que los gatos reconocieran “aquello”.

Los ratones parecieron entusiasmados cuando les presenté el tratado de Líder, y cuando él les prometió que, de allí en adelante, los gatos tendrían que reconocer nuestros derechos.

Desde ese momento se desencadenaron los sucesos que me llevaron tras las rejas. Es que los gatos comenzaron a tramar la manera de eliminar a Líder y encontraron la ayuda en sus amigos, los ratones, sí, los mismos que nos aplaudían. Tras el asesinato de Líder, del que se me acusa, caí en la cárcel y como aquí tengo mucho tiempo libre, pude leer una fábula que nunca había encontrado y que quizás hubiera convencido a Líder de no plantear el pacto. Se trataba de aquel viejo y ridículo cuento conocido por todos, menos por nosotros. “Quién le pone el cascabel al gato”

Lo que más me molesta es que después de algún tiempo, se firmó el tratado sin esto, ni lo otro, y mucho menos con “aquello”.

Panamá América
Suplemento Día D
26 de junio de 2011

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