Análisis: Novela de Richard Brooks

 
 
La calle del espanto y sus demonios



Por: Andrés Villa  villaturs@yahoo.com

Las páginas de La  Calle del Espanto, novela de Richard Brooks  nos demuestran   que la  ciudad de Panamá de la década del cuarenta  ya no está,  estuvo envuelta en  las brumas de un folclore riquísimo que  desapareció cuando cerraron  sus panaderías, almacenes, restaurantes y cantinas. Los que la conocimos, apretujada en   los barrios de San Felipe, Santana, Chorrillo, Marañón, Calidonia y Bella Vista comprendemos  por qué el autor escoge a  Salsipuedes como  escenario principal para su narración pues  en la bajada  aún perduran aprisionadas   las virtudes y defectos  de aquellos tiempos. 


Lo más importante de la  obra son las asombrosas técnicas   esgrimidas por  el autor para contar sus aventuras. Al exorcizar sus demonios, al realizar una catarsis de sus recuerdos, logra  transmitir una saga autobiográfica salpicada de fantasías, que nos conectan con  emocionantes hechos   de nuestro pasado.  La Calle de los Espantos demuestra lo  inquietante y apasionante de nuestra historia. 


El episodio de la tajada de la sandía, el suicidio de los chinos, el fusilamiento de un cholo guerrillero, la gesta del 9 de enero, son  vistas por  tres chiquillos gracias a lentes mágicos que caen del bolsillo de un diabólico personaje que aún  representa una incógnita para mí. La llegada de las carabelas españolas y  el ataque de los piratas ingleses  se asoman  fugazmente a las páginas de la novela gracias a la aparición de una rara moneda llena de magia.


Palillo, Hormiguita, el Grillo, nombres tan comunes a cada  calle de nuestra urbe  son los protagonistas de la trama que repito, narra las costumbres de una ciudad víctima de oleadas migratorias y  del paso continúo  de viajeros que la hicieron única y  nuestra.  La recreación de  escenas, de formas de pensar populares , de problemas  comunes   distinguen el trabajo de Richard Brooks con la  universalidad que busca todo autor.


Richard Brooks ( Ricardo Arturo Ríos Torres) para narrar utiliza el tiempo como su aliado.  Cada capítulo puede  ser la clave para el gran enigma mayor que es la obra en sí misma como un todo. Algunos de ellos pueden ser leídos como  eslabones individuales. Pero estos se suceden sin orden cronológico y acompañados de poemas de otros autores que sí tienen que ver con  los efluvios que captura la mente del autor al escribir cada uno. Por lo menos es la sensación que atrapo al leerlos. También pienso que  la aparición de estas poesías  es un homenaje a  los poetas  por parte del autor.  



Los capítulos del libro  tienen nombres mitológicos, de personajes  históricos y  de  sus adláteres literarios.  La Calle del Espanto también refleja  cómo cada uno de ellos se relaciona con su  estilo  y  pensar literario.  Este también vierte su acervo  de datos mitológicos, deducciones  y  conocimientos históricos y generales  contribuyendo  al desordenado orden de la acción narrativa.

   Notamos que el literato  en alguna parte  de su escrito  derrama un tono desafiante  ante  la crítica. Se adelanta  ante ella, producto de la osadía de sus demonios.  No vemos por qué, es libre en su arte y logró una obra que a mi juicio sentó pautas en la literatura panameña.

Nota. Andrés Villa es periodista y apasionado lector

Panamá, 2004.

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